Soy emprendedora desde siempre, por esas cosas de la vida nunca he tenido un trabajo «normal» en una empresa, con jefe, compañeros de trabajo y un horario que cumplir. Y siendo muy honesta creo que ya no fue.
Admiro a muchas mujeres emprendedoras que me han inspirado y siempre me he preguntado cómo habrá sido el camino que han recorrido, para estar donde están. No tengo respuesta a esa pregunta, pero sí sé cuál ha sido el camino que he seguido yo.
Y aunque me encantaría contarte que ha sido así como este bello camino de flores, no es así. Se parece mucho más a escalar una montaña sin el equipo adecuado.

A mi 1er emprendimiento llegué por necesidad, desde niña que tenía una enfermedad renal y a los 20 años tuve que comenzar a someterme a un tratamiento de diálisis, donde debía estar conectada a una máquina que limpiaba mi sangre 4 horas, 3 veces por semana. Luego de los primeros años en diálisis decidí dejar la universidad y en ese contexto imposible trabajar en lo que acá en Chile llamamos horario de oficina, de 9 a 6.
Fue así que terminé emprendiendo en algo que jamás imaginé, como corredora de seguros, algo nada que ver conmigo, pero era lo que me acomodaba en aquel momento, porque me permitía manejar mis tiempos y trabajar cuando me sintiera bien.
Siento muy honesta y que me perdonen mis clientes, nunca me gustó este trabajo y el mayor problema de todos es que me dediqué a él 17 años, cuando pienso en esto y en cómo ha pasado el tiempo, me sorprendo a mí misma preguntándome cómo duré tanto tiempo en algo que no me gustaba y que más encima dependió siempre 100% de mí.
La respuesta es clara, «las lucas» o el dinero, aunque al principio me costó, luego por mi forma de ser supongo, por lo estudiosa, dedicada y porque se me da fácil conectar con la gente, me comenzó a ir muy bien. Sin ir muy lejos el 2019 recibí un reconocimiento de entre mis pares.
La inquietud de cambiar el rumbo, de elegir otra alternativa en el plano laboral, me dio vueltas por años en la cabeza, pero no tenía idea por donde podía ser. Atrás había dejado mis sueños de niña de ser actriz, incluso los de convertirme en guionista, 2 de las cosas que estudié en la universidad.
Sentía una imperiosa necesidad de hacer algo distinto con mi vida sin saber qué hacer. Cuando fui mamá todo cambió y esa necesidad se convirtió en un mandato, debo cambiar mi vida, debo cambiar mi vida y sin darme cuenta el primer cambió llegó en lo personal, con el término de mi matrimonio y ese mismo año decidí iniciar mis estudios de Asesoría de Imagen.
A mi 2do emprendimiento, éste en el que lees este artículo, llegué por amor, con mucho esfuerzo y dedicación. Me costó muchísimo partir, organizar mis tiempos y avanzar como yo quería. Porque ser mamá sola es complejo y tener 2 emprendimientos que dependen 100% de ti también.
El primer año luego de Certificarme como Asesora de Imagen no avancé nada, mi vida personal era un caos total y sólo tenía cabeza para mí y mi hija. El año siguiente comencé realizando el 1er esbozo de lo que se convertiría años más tarde en mi programa HAZTE VER y le propuse a mi psicóloga y amiga de esa época, hacer el programa a modo de trueque a cambio de la terapia psicológica que realizaba con ella.
Así que destiné los miércoles para mí y para trabajar con ella, en su imagen y en su primer curso online. Era por lejos mi día favorito de la semana, por fin y de a poco estaba dedicándome a algo que realmente me apasionaba.

En mayo del 2019 me animé a dar mi primer gran salto y preparé mi primer taller presencial de Imagen y Crecimiento Personal, llamado ¿Quién Soy? ¿Qué Quiero? ¿Qué me pongo?. Descubrí que mover a la gente no es fácil, pero fue una jornada que disfruté muchísimo, donde pude percibir cómo un par de horas, pueden ser el inicio de un cambio para la vida de otras mujeres.
Estaba realmente disfrutando mi trabajo. Disfrutar viene de dar frutos y realmente sentía que mi trabajo estaba dando frutos, sembrando en otras mujeres la semilla del amor propio y que además a través de ellas podía llegar a más personas.
Luego del taller vino mi primera asesoría personalizada, también por trueque esta vez también era una psicóloga, pero ella me ofreció ser mi mentora para avanzar con mi negocio, nos habíamos conocido en las redes, yo había sido clienta de ella. Al final terminamos realizando un proceso online completo, que terminó cuando ella viajó a Santiago, realizamos una mañana de personal shopper y una tarde de cambio de look en una peluquería, que además incluyó una clase de automaquillaje.
Luego me sentí lista para continuar avanzando y de ignorante comencé por mi web. En ese tiempo no sabía que había muchas cosas previas a realizar y definir antes de lanzarme a darme a conocer, pero como tenía claro que quería trabajar presencial y online comencé a formarme en negocios digitales, en forma online por supuesto.
Esta vez me formé en España y conocer mujeres de otros países me encantó, es lo que más rescato junto con todos los aprendizajes, porque emprender online es solitario. Compartir con otras emprendedoras que están echando a andar sus negocios y se encuentran con las mismas problemáticas que las mías, fue sentirme acompañada.
De aquí salió una nueva clienta y amiga, coach de gestión de tiempo, así que esta vez intercambiaba mi programa de asesoría de imagen a cambio de sesiones de coaching. Mi programa esta vez ya tenía una estructura y mis momentos favoritos en la semana eran dos: preparar las sesiones y compartir con Ale en las sesiones online.
Otro año pasó y nuevamente mi propósito era avanzar con mi nuevo emprendimiento, la verdad era que no me diera frutos económicos, no era un problema porque tenía mi otro emprendimiento en el que me seguía yendo muy bien, pero también eso requería la mayor parte de mi tiempo y mi atención.
Aprendí tantas cosas, a gestionar mejor mi tiempo, a trabajar mi mentalidad para el éxito, a planificar, pero no a tener una mirada realmente realista, quería hacer mil cosas y todas las quería hacer al mismo tiempo. Gran error sobre todo considerando el poco tiempo que tenía para dedicarle en ese tiempo a mi nuevo emprendimiento.
Si ya me conoces un poco, puede que me hayas escuchado hablar de Lu o nos hayas visto en un Live o hayas leído el artículo que ella escribió para mi blog hace algunas semanas, te lo dejo aquí por si quieres leerlo, Lu es mi asistente virtual.
Sabía por mi experiencia como emprendedora, que crear equipos era clave, para poder crecer. Y un día escuché un término nuevo que llamó poderosamente mi atención: la asistencia virtual y comencé a investigar, fue así como llegué a Lu. No podía invertir más de mi tiempo en crecer, pero sí podía invertir dinero en alguien que me ayudara.
Desde que comencé a trabajar con Lu en abril del 2019 recién iniciada la pandemia, este emprendimiento tomó forma, fuerza y no ha parado de crecer. He realizado clases para otras emprendedoras, sesiones gratuitas, que me encantan, en la búsqueda de potenciales clientas y como siempre continué formándome, esta vez trabajando muy fuerte en mi Marca Personal y en lanzamientos digitales.
Escribí mi 1er Ebook “De Invisible a Referente” 7 claves para potenciar tu Imagen de Marca Personal y comencé a cobrar por mi programa. Me ayudó mucho a crecer y a ganar confianza los programas por intercambio, pero ya era hora de servir de verdad. Y como dice esta frase que me encanta Vender es Servir.
También me hice miembro de AICI Chile, la Asociación de Consultores de Imagen en el capítulo de Santiago, donde he tenido la oportunidad de conocer a colegas y descubrir que hay detrás de bambalinas y como mi nueva profesión tiene muchísimas áreas de desarrollo. Hoy formo parte además del nuevo Board, como VP de Comunicaciones.
He realizado dos lanzamientos y estoy preparando el tercero, siempre el primero es el más difícil. Tengo una comunidad de seguidoras en Instagram, mi red social principal, disfruto de escribir artículos para mi blog, de las sesiones online con mis clientas y alumnas.
Y eso que aún no me estoy dedicando 100% a la Asesoría de Imagen, mi primer emprendimiento está en fase de traspaso, decisión de la que me siento muy orgullosa, pero sé que hay procesos que requieren tiempo y luego de 17 años en seguros, traspasar todo en 1 año es poco.
Esta es mi historia como emprendedora y la quise compartir contigo para que te inspires, veas que con amor, esfuerzo y dedicación todo se puede, que no es un camino de flores, que a veces quieres tirar la toalla y rendirte, pero que la mayor de las satisfacciones viene de aquello que te mueve el piso, de aquello que es realmente tu pasión.