Por años repetí esta frase hasta el cansancio y se convirtió en una creencia totalmente limitante. Todas tenemos distintos desafíos en relación con nuestra imagen. El mío era el estilo.
Puede que no te sientas a gusto con tu cuerpo y deberás trabajar en tu autoaceptación, autoimagen y autoestima o puede que como yo sientas que tu imagen no te acompaña, no tienes claridad porque, pero no te sientes a gusto con lo que llevas puesto o te sientes a gusto un día y al siguiente ya no.
Si éste es tu caso, mi invitación es a trabajar en tu autoconocimiento, repasando tu historia al vestir y tu relación con tu cuerpo.

De niña mi mamá siempre me vistió como una muñeca: vestidos vaporosos, zapatos de charol, calcetines con vuelitos y muy bien peinada. La verdad es que no me incomodaba, todo lo contrario, iba muy bien conmigo, porque nunca me gustó ensuciarme, correr o los juegos bruscos, así que disfrutaba de parecer una princesa.
Siempre he sido bajita, pero al entrar al colegio esta característica fue más notoria, sobre todo por la cantidad de sobrenombres y burlas que recibí de mis compañeras. En ese tiempo no existía lo que hoy conocemos como bullying, pero el tema de las burlas de unos niños hacia otros, creo que es un tema lamentablemente permanente.
Mi mamá me ayudó con una sola frase a aceptar mi baja estatura. Un día que yo me quejaba por los comentarios de mis compañeras, me dijo:
Mi amor ¿usted es chiquitita? La miré un poco molesta y le contesté que sí. Entonces, respondió ella, si te dijeran tonta, fea o cualquier otra cosa, moléstate.
El mensaje fue claro, era bajita y desde ese día lo asumí, encontré tan obvio lo que ella me dijo, si era algo que saltaba a la vista, aunque esto no justificaba las burlas, ni hacía que me molestaran menos.
Ya un poco más grande el problema en relación a vestirme, fue el tener que permanecer en la sección infantil demasiado tiempo. Por mi talla no encontraba ropa en la sección juvenil y menos en la adulta, incluso ya estando en la universidad, seguía teniendo que vestir muchas veces en la sección de niños. Aun así recuerdo que, durante mis estudios universitarios, me sentía muy a gusto con mi imagen, estudiaba comunicaciones y el ser una niña un poco extravagante calzaba bien.
El ESTILO es eso que te hace única, especial y diferente. Tu estilo habla de ti, de quién eres, por lo tanto es imposible trabajarlo si no sabes realmente quién eres hoy y quien quieres ser.
Hay una definición de estilo que me encanta y dice así: “Estilo es decir al mundo quién eres, sin decir ni una sola palabra”
Encontrar mi estilo y sentirme a gusto con mi imagen, no fue una tarea sencilla, porque la razón de sentir que no tenía un estilo propio tenía una raíz muy profunda. Llevaba muchísimos años viviendo desde el deber ser y no desde mi esencia, claro que de esto no era en ese momento realmente consciente.

Esto se agudizó, cuando comencé a trabajar a los 20 años, vendiendo seguros. La venta requiere confianza y era muy difícil transmitirla teniendo una imagen demasiado infantil, como la que tenía yo en ese momento, por lo que comencé sin darme cuenta a “disfrazarme” de alguien mayor, para sentirme confiada y transmitir lo que sentía que mi trabajo de ese momento exigía. Después de unos años ese disfraz que yo misma había creado, se apoderó de mí, me empecé a sentir más cómoda en el disfraz, que sin él.
Luego de un largo proceso de introspección y de buscarme a mí misma, para tener claridad en quien era yo, me encontré. En el proceso fui mamá, terminó mi matrimonio y cambié de profesión.
Poco a poco definir y trabajar mi estilo se volvió cada vez más sencillo, porque dejé de vestirme en piloto automático, para agradar a otros, buscando la aprobación externa y así pude identificar lo que realmente resonaba conmigo. Y como asesora de imagen, se convirtió en imprescindible el trabajar en mi estilo, para poder ayudar a otras mujeres a hacer lo mismo.
Me encanta la teoría de los 7 estilos universales, si quieres conocerlos, te invito a leer este artículo, pero nadie es 100% de un estilo y es muy importante considerar tu personalidad, estilo de vida, lo que te gusta, lo que te queda bien y la ocasión para la cual te estás vistiendo.
El tema del estilo se volvió una de las temáticas preferidas de mi profesión, comencé a investigar y a poner en práctica en mí, todo lo que fui aprendiendo. En estas investigaciones y en el trabajo con mis clientas como asesora de imagen he descubierto que todas las personas nos movemos entre 3 tipos de estilos:
El estilo limitante, aquel que nos impide avanzar hacia nuestros objetivos, nos mantiene como en mi caso por años en el deber ser. Tomar consciencia si te encuentras aquí, es lo más importante.
El estilo por esencia es el estilo o los estilos que realmente conectan con nuestra forma de ser, sin máscaras o caretas, sin vestirnos para otros. Éste es el más difícil de encontrar y requiere de un profundo trabajo interno, previo a trabajar la imagen externa.
Y por último está el estilo potenciador, si tienes claro donde quieres ir, cómo te quieres posicionar como emprendedora y cuál es el mensaje que tienes para entregar al mundo, descubrir tu estilo potenciador y aprender a sacarte partido, luego de todo lo anterior será pan comido.
Si te sentiste identificada con todo lo que te conté, quiero invitarte a que te regales un momento para encontrarte conmigo misma. Un momento a solas en donde te conectes con tu historia y cómo tu forma de vestir ha ido cambiando y adecuándose a ella. Puede que tu proceso sea largo como el mío o más corto, pero si necesitas ayuda aquí me tienes.
